Mujer Gato
Serie: Gran Formato
Técnica: Látex sobre tela
Medidas: 125 x 65 cm
Año: 2007
Para la tradición celta, el gato era básicamente un animal benéfico, cuyos ojos son considerados la puerta del Otro Mundo.
Animal sagrado, venerado y a veces mimado excesivamente, en el seno del budismo tibetano se le considera acompañante en el tránsito obituario, y representa el subconsciente del que sueña (o viaja) en los sueños lúcidos.
Los romanos apreciaban tanto el espíritu de independencia del felino que hasta la diosa Libertas era representada junto a un gato, símbolo de la más absoluta libertad.
En el antiguo Egipto, los gatos domésticos eran considerados animales sagrados.
Fueron objeto de culto debido a su habilidad para hacer disminuir la población de ratones en los campos de cereales del Nilo, de capital importancia económica.
Los egipcios pretendían buscar el contento de Bastet, la diosa de la protección, de la belleza y del placer, del amor y la fertilidad.
Esta diosa era representada con cuerpo de mujer y cabeza de gato. Precisamente, era a través de esos ojos de felino cómo la diosa Bastet (que creían que vivía en el cuerpo de los gatos) escrutaba el alma de los hombres controlando sus acciones.
“Mujer Gato” presenta una simbiosis de gran intensidad visual entre un gato y una mujer, destacando la fuerza de los ojos felinos, que poseen y contienen a la mujer, quien se mantiene anónima, pues no muestra su rostro.
A través de estos ojos, tal como lo hiciera la diosa egipcia Bastet, se busca llegar al alma de quien los mira, atravesando su propia mirada, sorprendiéndolo hasta intimidarlo.
La composición sintetiza dos ideas culturalmente complementarias, como son lo femenino y lo felino, unidos en la imagen de un espíritu complejo, pero a la vez bello, seductor y astuto, grácil y misterioso.
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